El cáncer se origina cuando las células normales se transforman en cancerígenas, es decir, adquieren la capacidad de multiplicarse descontroladamente e invadir tejidos y otros órganos.
Para confirmar el diagnóstico de un cáncer es preciso tomar una muestra del tumor (biopsia). La valoración de la biopsia permite determinar si la lesión es un cáncer o no y, además, estudiándola al microscopio, conocer las células que la componen (estudio anatomo-patológico). Este estudio permite etiquetar y saber cuál o cuáles son los tejidos y células de las que proviene el tumor y cuáles son las características de las mismas.
Los métodos diagnósticos utilizados para la detección de un cáncer son los mismos que para otras enfermedades: El médico elabora toda la historia clínica de la paciente (antecedentes familiares y personales y, hábitos de vida), exploración física y, si se considera necesario, pruebas complementarias.
Éstas pueden ser: